EL MITO DEL GATO Y LA TOXOPLASMOSIS
MV YOBANI QUINTERO
Siempre ha existido una
interrogante sobre el peligro que representa que una mujer embarazada tenga
gatos, especialmente por la posible transmisión de la Toxoplasmosis. Ante esta
duda, primero debemos establecer qué es la toxoplasmosis.
La toxoplasmosis
es una enfermedad causada por un microorganismo llamado Toxoplasma gondii, el cual puede infectar a todos los mamíferos que
le sirven de huéspedes intermediarios. En el caso específico de los gatos,
éstos adquieren el parásito por la ingesta de carne cruda contaminada, aves,
reptiles o ratones, y son la única especie animal que elimina el agente
infeccioso, y lo hace a través de las heces. Los otros animales, en cambio, lo
mantienen en su cuerpo. Por esta razón es que pueden contagiar a los humanos.
Una vez que el
protozoario entra al organismo del gato, éste puede comenzar a eliminar formas
infestantes por las heces. De igual forma, puede también enquistarse en varias
partes del cuerpo del felino. Una vez dentro del animal, puede producir falta
de apetito, depresión y fiebre. En casos más severos, puede producirse convulsiones,
temblores, paresia y parálisis. Ante la aparición de cualquiera de estos signos
clínicos, el veterinario debe hacer los exámenes necesarios para el diagnóstico
y el tratamiento de la enfermedad en caso de positividad.
En el caso de los
humanos, éstos pueden contagiarse por ingestión de carnes contaminadas mal
cocidas. El gato entra en la ecuación ya que puede eliminar la forma infestante
directamente de las heces, siendo entonces el medio de contagio, la falta de
aseo personal cuando se manipula la arena de la caja sanitaria de estas
mascotas o también por la arena de jardín.
Ahora bien, el peligro en las mujeres
embarazadas radica en que la infección puede ser vertical (de la madre al
feto), y si ocurre en cierta etapa del embarazo, puede haber severos daños para
el bebé, inclusive muerte fetal.
Por esta razón, se recomienda vaciar la caja de arena de los gatos todos los días, utilizando guantes, ya que los quistes necesitan más de 24 horas para ser infecciosos. Si tu gato (u otros gatos callejeros) defecan en arena del jardín, también debes tomar estas precauciones a la hora de realizar tareas de jardinería. Por lo antes
explicado, tener un gato no aumenta las posibilidades de contagio, siempre y
cuando sea una mascota de la casa, que sólo se alimente de concentrado o
enlatados comerciales, evitando la ingestión de carne cruda (suministrada o de
caza) y evitar la “sociabilización” con otros gatos.
Este y otros temas de interés puedes seguirlos a través de mi cuenta en Twitter @MiPerroMiGato.
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